24 enero 2010

Tomate al CO2


Leo en las páginas económicas de El País un artículo titulado "Luz roja en el sector hortofrutícola" en el que se informa de que en invernaderos de Holanda el rendimiento medio por metro cuadrado es superior a 60 kg de tomate, mientras que en los invernaderos españoles es de menos de 20 kg. Me parece una exageración, pero no soy yo el que lo dice.

¿Y cuál es la razón de semejante productividad? Según el artículo, la calefacción y la fertilización con CO2. Mientras que en la atmósfera la proporción de CO2 es de unas 380 partes por millón (0,038 %), los tomates crecen mucho mejor en invernaderos en donde la concentración es entre 1.000 y 2.000 partes por millón (0,1%-0,2%).

Por supuesto que a los trabajadores del invernadero no les ocurre nada por respirar ese aire (en cualquier aula de escuela se llega a esa concentración al final de una clase).

Hace ya unos años, en el 2006, escribí un post titulado CO2 para el invernadero , en el que trataba sobre la utilización del CO2 producido en una refinería de la Shell en Holanda, el cual era transportado a los invernaderos por una importante red de tuberías. Ahora, los productores españoles piden ayudas públicas para utilizar también CO2 como fertilizante del aire e intensificar así la fotosíntesis.

Ayer, en el "informe semanal" de TVE, en un reportaje sobre Obama, un representante del Sierra Club (la más importante organización ecologista estadounidense) se congratulaba de que la EPA (la agencia para la protección del medio ambiente de aquel gobierno) calificó hace poco al CO2 como "gas nocivo para la salud". Lo próximo será que prohiban los tomates de Holanda.